Psicología de la fotografía



►Pocas personas comparten en esta sociedad el temor primitivo ante las cámaras que proviene de considerar la fotografía como parte material de ellas mismas. Pero algunos vestigios de la magia perduran: por ejemplo, en nuestra rebeldía a romper o tirar la fotografía de un ser querido, especialmente si ha muerto o está lejos. Efectuarlo es un despiadado gesto de rechazo. En: “Jude el oscuro”(mi libro y película favorita), el descubrimiento de que Arabela ha vendido el marco de arce con la fotografía que él le regaló el día de la boda significa para Jude <
> y es <>. Pero el verdadero primitivismo moderno no es contemplar la imagen como algo real; las imágenes fotográficas apenas son tan reales. Más bien la realidad se ha asemejado cada vez más a lo muestran las cámaras. Es común ya que la gente insista en que su vivencia de un hecho violento en el cual se vio involucrada -un accidente de aviación, un tiroteo, un ataque terrorista- <> esto se dice para dar a entender hasta qué punto fue real, porque otras explicaciones parecen insuficientes. Si bien muchas personas de los países no industrializados todavía sienten aprensión cuando las fotografían porque incluyen una suerte de intrusión, un acto de irreverencia, un saqueo sublimado de su personalidad o cultura, la gente de los países industrializados procuran hacerse fotografiar porque sienten que son imágenes, que las fotografías les confieren realidad.

►Sin duda una percepción cada vez más compleja de lo real crea sus fervores y simplificaciones compensatorios, y la fotografía es el más adictivo. Es como si nosotros los fotógrafos, en respuesta a una percepción de la realidad cada vez más disminuida, buscáramos una transfusión, viajando hacia nuevas experiencias y renovando las viejas. Nuestras actividades ubicuas constituyen la más radical, y más segura versión de la movilidad. La urgencia por gozar de experiencias nuevas se traduce en el apremio por tomar fotografías: una experiencia en busca de una forma a prueba de crisis.

►Si hacer fotografías parece casi que obligatorio para quienes viajan (como prueba de la acción), coleccionarlas apasionantemente ejerce un atractivo especial a los confinados -ya por elección, impedimento o coerción- en espacios puertas adentro. Las colecciones fotográficas pueden usarse para elaborar un mundo parecido, cifrado por imágenes que exaltan, consuelan o seducen. Una fotografía puede ser el punto de partida de un romance (el Jude de Hardy ya se había enamorado de la fotografía de Sue Bridehead antes de conocerla a ella), pero es más común que la relación erótica no solo sea creada por las fotografías sino que se limite a ellas.


Por: Julián Bernal – Fotografía | todos los derechos reservados. http://julember2000.blogspot.com/ todos los derechos reservados, JuliánBernal | julember2000 | 2010.